Tal vez muchas veces hayas tenido que seguir la indicación de ducharte antes de entrar a una piscina, pero ¿alguna vez te preguntaste por qué es esto necesario? Hay una buena razón, aunque tal vez sea demasiado ‘terrible’ para que la sepas.
Michele Hlavsa, epidemióloga y jefa del Healthy Swimming and Waterborne Disease Prevention del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades, explica: “Si no nos duchamos antes de entrar, todo lo que está en nuestra piel (sudor, maquillaje, orina y materia fecal) se quedará en el agua”.
Dichos elementos contienen nitrógeno, el cual, al mezclarse con el cloro de la piscina, forman sustancias químicas irritantes llamadas cloraminas. Estas son las responsables de unas 10,000 enfermedades al año en los Estados Unidos, según LiveScience. También causan irritación en los ojos y ataques de asma.
Pero no sólo eso, hay algo más: la presencia de cloraminas en el agua produce ese olor característico de las piscinas. “Una piscina en buenas condiciones no huele”, asegura Hlavsa, a pesar de lo que se suele creer.
¿Recuerdas ese olor ‘a piscina’ que sentiste tantas veces? Ahora que sabes a qué se debe, tal vez estés más que dispuesto a darte un buen duchazo antes de entrar. Aunque enjabonarse, enjuagarse y repetir es preferible, un estudio hecho en Holanda en 2012 señala que sólo un enjuague de 60 segundos sirve de mucho.
“Todo lo que sale de nuestros cuerpos lo compartimos (en la piscina) con otros. En cierta forma es como meternos en una gran bañera juntos”, sentencia la especialista.
