¿Comprendemos a la perfección el poder de las imágenes en la era de la saturación visual? En la actualidad, la muy conocida frase "una imagen vale más que mil palabras" necesita ser reevaluada, dada la avalancha constante de fotografías que se ven a diario.
Millones de resultados se desencadenan al colocar un simple término en un motor de búsqueda, mientras que la Inteligencia Artificial (IA) puede generar con una frase corta paisajes detallados. Una sola palabra puede evocar cientos de imágenes, y la tecnología es capaz de identificar objetos y detalles en las fotos con una precisión asombrosa.
En la ciencia, la fotografía reemplazó las ilustraciones de naturalistas del siglo XIX para documentar paisajes y fenómenos naturales. Capturar el movimiento rápido mejoró nuestra comprensión de fenómenos naturales, así como el comportamiento animal.
Asimismo, la fotografía a nivel microscópico ha enriquecido nuestra comprensión de la microbiología, y la fotografía astronómica ha abierto nuevas puertas para explorar el cosmos y las estrellas. La fotografía ha sido esencial en la creación de conocimiento científico, así como también en la comunicación y difusión de descubrimientos y logros en este campo.
En nuestro país, es una práctica habitual compartir imágenes que introducen nuevas especies al ámbito científico, captan la majestuosidad de paisajes naturales y proporcionan pruebas sustanciales que respaldan reclamos relacionados con la conservación de la biodiversidad. Entonces, ¿cuál será el papel de la fotografía en la ciencia en el futuro? ¿Cómo se puede aprovechar la IA en relación con las imágenes y la fotografía en este contexto?
Ya estamos dando los primeros pasos hacia el futuro. La IA se utiliza para ayudar a detectar e identificar especies en grandes volúmenes de fotografías tomadas por cámaras trampa, así como en el reconocimiento de patrones y texturas que permiten monitorear la deforestación de nuestros bosques.
Incluso, esta tecnología se usa para la catalogación de extensas colecciones de fotografías, como el Banco de Imágenes Ambientales del Instituto Humboldt, agregando palabras clave que permiten búsquedas más eficientes. Sin embargo, debemos ser conscientes de los riesgos también, especialmente en términos de comunicación.
Recientemente, se volvió viral una "fotografía" que resultó ser una creación digital generada por IA de una especie de felino llamada "gato serpiente del Amazonas", junto con un nombre científico falso, "Serpens catus". Este incidente engañó a numerosas personas en todo el mundo, quienes compartieron la imagen, asombradas por su inusual belleza y supuesta novedad, recordando otros casos famosos de fotografías falsas como la del monstruo del lago Ness.
Y aquí llegamos a la reflexión clave. La fotografía siempre será un impulsor de emociones y una herramienta poderosa para mostrarle al mundo lo desconocido y extraordinario. Este es un valor de la fotografía que no debemos subestimar ni pasar por alto. Sin embargo, en la actualidad, las fotografías también deben funcionar como un catalizador que nos motive a hacer más preguntas y a verificar la información que circula en las redes sociales.
Es necesario investigar y cuestionar el origen y las intenciones de los contenidos que encontramos en línea para, finalmente, llevar a cabo acciones concretas que vayan más allá de los meros "me gusta" y "compartir" en las redes sociales.