Un diagnóstico de "escoliosis" recibido por un pequeño es algo puede asustar a sus padres. Pero con un poco de conocimiento y algunas precauciones, los jovencitos con este problema pueden llevar una vida normal y activa.
Daniel Green, del Hospital de Cirugía Especial de Manhattan (Estados Unidos), explicó que "muchos casos de escoliosis son leves y lo único que los chicos necesitan son revisiones periódicas. Pero los niños con curvaturas que continúan aumentando pueden necesitar tratamiento".
Green explicó que la espalda tiene una curvatura que es normal y sana, pero si esta curvatura se expande por encima de ciertos límites entonces es necesario intervenir. En la mayoría de los casos no se sabe qué causa el problema, pero está comprobado que tiene un componente genético porque se detecta en distintas generaciones de una misma familia. Estudios recientes encontraron que la mala postura, las mochilas y el ejercicio no generan esta patología. Además, las chicas tienen un riesgo diez veces mayor que los chicos de desarrollar una escoliosis.
La escoliosis se desarrolla de a poco y sin generar dolor, por lo cual ni los chicos ni sus padres suelen darse cuenta de lo que está pasando hasta que la curvatura es muy pronunciada.
Green detalló que los síntomas más usuales incluyen que un hombro se ve más alto que el otro, la cintura parece despareja, una cadera se observa más alta que la otra, las costillas parecen sobresalir de un lado y el chico parece estar inclinado hacia un costado al pararse. Solo en los casos muy severos puede presentarse dolor de espalda, cansancio, problemas para respirar y alteraciones en el corazón y los pulmones.
El especialista recomendó que ante el menor síntoma los padres lleven a su hijo al médico, ya que el diagnóstico y tratamiento temprano brindan más posibilidades de éxito.
"El tratamiento depende de la edad del chico, del nivel de la curvatura y de cuanto seguirá creciendo el paciente. El objetivo es disminuir o frenar la progresión de la curvatura y mejorar la forma como se ve", explicó Green.
En los casos leves los pediatras se limitan a constatar regularmente que la patología no avance. Cuando el problema es más severo se recetan elementos ortopédicos para corregir la condición, y la buena noticia es que los chicos suelen acostumbrarse en poco tiempo. Solo en los casos más graves puede ser necesaria una cirugía.
(Fuente: Agencias)
