El envejecimiento trae cambios inevitables en el sistema inmunológico, aumentando la vulnerabilidad a infecciones. Aunque no existe un suplemento milagroso, estudios recientes subrayan la importancia de conexiones sociales, una buena alimentación, ejercicio regular y un sueño adecuado como pilares para fortalecer la inmunidad en adultos mayores.
LA SOLEDAD Y SU IMPACTO EN EL SISTEMA INMUNE
Un estudio con más de 450.000 personas en el Reino Unido y Finlandia reveló que el aislamiento social eleva el riesgo de infecciones graves que requieren hospitalización. Netana Markovitz, médica residente de Harvard, explica que la soledad activa el sistema nervioso simpático, provocando inflamación y reduciendo las proteínas que combaten infecciones.
“Muchos adultos mayores viven solos, y mantenerse comprometido con otros es importante”, destaca el informe. Actividades simples como unirse a un club de lectura, hacer voluntariado o participar en clases pueden generar conexiones significativas y beneficiosas para la salud.
HÁBITOS SALUDABLES: DIETA, EJERCICIO Y SUEÑO
Mantener una dieta amigable con el microbioma es clave. Consumir frutas, verduras, legumbres y grasas saludables como el aceite de oliva ayuda a reducir la inflamación y fortalecer la inmunidad. Por el contrario, las dietas ultraprocesadas afectan negativamente el sistema inmunológico. Además, suplementos como vitamina D y B12 pueden ser necesarios en adultos mayores, siempre bajo consulta médica.
El ejercicio físico regular también es fundamental. Según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades, se recomienda 150 minutos de actividad moderada a la semana (como caminar) o 75 minutos de ejercicio vigoroso (como correr), además de entrenamientos de fuerza. “Cualquier ejercicio es mejor que ninguno”, enfatiza Markovitz, sugiriendo priorizar actividades que generen disfrute.
Finalmente, el sueño reparador es esencial. Dormir entre 7 y 8 horas por noche mejora la capacidad del cuerpo para combatir infecciones. Para los adultos mayores que sufren interrupciones del sueño, estrategias como ajustar los horarios de descanso y limitar siestas pueden ser útiles. Además, consultar con un médico ayuda a detectar problemas como la apnea del sueño.
En conclusión, fortalecer el sistema inmunológico a medida que envejecemos requiere un enfoque integral que incluya la conexión social, hábitos saludables y la constancia en el cuidado diario. La ciencia lo respalda: una vida activa, conectada y equilibrada es la clave para una mejor salud en la adultez.