Al comprar pollo en el mercado, una de las preguntas más comunes es si elegir el de piel blanca o amarilla. Para ayudar a tomar una mejor decisión, es importante conocer algunos detalles clave sobre este alimento.
¿EN QUÉ SE DIFERENCIAN?
El color de la piel del pollo, ya sea blanco o amarillo, no determina su calidad ni su valor nutricional, sino que está más relacionado con la alimentación de las aves. Por ejemplo, los plumíferos alimentados con maíz suelen tener la piel amarillenta debido a los carotenoides presentes en su dieta, mientras que aquellos alimentados con otros granos, como el trigo, tienden a tener la piel más clara. Sin embargo, el color no indica la forma de crianza ni el bienestar del animal.
Lo que sí es importante es prestar atención a su olor, la fecha de caducidad, el precio y, aunque el color puede variar, esto no afecta sus beneficios nutricionales. Tanto el pollo blanco como el amarillo son opciones saludables y nutritivas.
¿SE DEBE LAVAR EL POLLO ANTES DE COCINARLO?
En cuanto a la manipulación del pollo antes de cocinarlo, es importante seguir las recomendaciones de seguridad alimentaria. Aunque algunos piensan que lavar el pollo crudo elimina bacterias, expertos en salud, como el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), no recomiendan hacerlo, ya que puede aumentar el riesgo de contaminación cruzada.