En Perú, la fe en los santos y las vírgenes es mucho más que una tradición; es un pilar de consuelo para muchos de sus habitantes.
Entre estas figuras sagradas, el Señor de los Milagros es a quien más recurren los limeños, particularmente cada octubre, cuando su imagen recorre las calles llenas de fieles durante las procesiones. Esta devoción no se limita a Perú; llega hasta Panamá y más allá, donde los emigrantes peruanos continúan celebrando su fe con fervor.
Para muchos devotos, estas figuras no son solo íconos religiosos, sino presencias vivas en sus vidas, a quienes acuden en busca de ayuda y protección. Ya sea rogando por salud, empleo, o el bienestar de sus familias, las historias de milagros y respuestas a oraciones no solo refuerzan su fe, sino que también los motivan a mantener viva la tradición.
HABLA EL PUEBLO
Préndete salió a las calles de Lima para entrevistar a algunos fieles, quienes hablaron de la importancia de estos santos en sus vidas cotidianas. "Fui a la procesión del Señor de los Milagros agradeciéndole mi mejoría de salud," compartió una devota. "Estoy muy agradecida, agradezco y creo mucho porque estoy viva. Me siento bien, estoy bien es porque siento que he tenido un milagro", agregó. Otro devoto expresó su gratitud por la salud conservada de sus padres, un milagro que atribuye a su fe y oraciones.
