El ingreso de drogas a las cárceles del país sigue siendo un problema latente. Un reportaje de Panorama reveló cómo visitantes recurren a métodos cada vez más ingeniosos para introducir cocaína a los establecimientos penitenciarios. El caso más reciente se registró en el penal Puerto Pizarro, en Tumbes, donde una mujer fue detenida tras confesar que había ingerido cápsulas con droga destinadas a su pareja, quien cumple condena en dicho centro.
Según las autoridades, la mujer reconoció su delito luego de ser intervenida por agentes del INPE durante un operativo sorpresa. Pese a que alegó haber sido obligada por su esposo para trasladar la droga, fue puesta a disposición del Ministerio Público, donde afrontará una investigación por tráfico ilícito de drogas.
En paralelo, otro intento de ingreso se detectó en el penal de Pucchún, en Arequipa. Allí, los efectivos descubrieron a una mujer que había ocultado cocaína en la suela de sus zapatos, en un intento de despistar a los controles. El hallazgo se realizó gracias a la minuciosa revisión de los agentes penitenciarios y al apoyo de canes adiestrados.
“INGENIO DELICTIVO”
Para el exjefe de la Dircote, José Baella, estos casos evidencian el “ingenio delictivo” con el que operan las mafias que buscan abastecer de drogas a los internos. Sin embargo, destacó que la capacitación del personal del INPE y el uso de tecnología, junto con perros entrenados, permiten frustrar estas maniobras que ponen en riesgo la seguridad dentro de los penales.