Matar o morir, es el reto que enfrentan con más frecuencia cientos de ciudadanos ante la implacable amenaza de la delincuencia. Un claro ejemplo de ello, es la historia de Dermaly Gallardo Dávila, quien enfrentó y mató a un delincuente que quiso asaltar su restaurante.
Y es que en medio de la ola delincuencial, Gallardo Dávila decidió actuar, echando mano de lo que en ese momento tenían cerca: su arma. Sin embargo, hoy viene sufriendo amenazas por parte de delincuentes.
Matar en defensa propia empieza a convertirse, para algunos, en la manera más efectiva de enfrentar la delincuencia. ¿En qué punto, sin embargo, un acto de legítima defensa se trastoca en asesinato? Más detalles en el siguiente informe.