Muchos recordarán el caso del asesinato de Rubén Leiva, el joven evangélico que murió a manos de quien fuera su mejor amigo el 20 de diciembre pasado, el joven que durante 40 días fue buscado hasta que finalmente se determinó quién estuvo detrás de su muerte.
Desde entonces han pasado siete meses y una serie de inconsistencias han aparecido en el proceso: ¿Lo mató solo? ¿Dónde ocurrió el asesinato? ¿Las razones que se expusieron inicialmente son las verdaderas? Hasta hoy ni siquiera se ha realizado la reconstrucción de los hechos.
Esta no se ha podido llevar a cabo siete meses después, al punto de que correría peligro, porque el terreno escena del crimen está a punto de ser vendido.