El reciente anuncio del Ministerio de Cultura, que mantiene la venta presencial de mil entradas diarias para Machu Picchu desde agosto, ha generado una fuerte reacción del sector privado. Gremios turísticos advirtieron que esta medida está afectando seriamente la imagen del Perú como destino internacional. Según denuncian, operadores extranjeros ya están retirando al país de sus catálogos por falta de certeza en la planificación.
Empresarios del sector consideran que mantener un sistema mixto atenta contra la experiencia del viajero y genera desorden. En un pronunciamiento público, sostienen que la venta presencial no solo obliga a los turistas a pernoctar en Machupicchu Pueblo, sino que también encarece y complica su visita. Además, señalan que la medida fue adoptada sin sustento técnico ni consulta al sector.
Los gremios advierten que la venta directa expone a los visitantes a largas colas, desinformación y reventa, lo que va en contra de los estándares de un destino con reconocimiento global. Califican la decisión de “obsoleta” en plena era digital y piden una gestión más moderna y transparente. Asu vez, cuestionan la exclusión del Mincetur en la toma de decisiones.
CONSECUENCIAS DE LA VENTA PRESENCIAL
Según el documento, las consecuencias ya se sienten más allá de Cusco. Destinos como el Lago Titicaca, Arequipa, el Valle Sagrado y Lima también sufren por la caída en las reservas. Esto debilita la cadena de valor turística nacional y pone en riesgo la recuperación económica del sector tras la pandemia.
Ante este panorama, los gremios exigen la eliminación inmediata de la venta presencial y la implementación de una plataforma única, digital y auditable. También piden que el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo tenga un rol activo y vinculante en la gestión de Machu Picchu, así como también la instalación urgente de una mesa técnica con la participación del sector privado.
