Decenas de familias en el asentamiento humano Los Rosales, en el distrito de Ancón, viven a diario en medio del peligro, habitando en precarias viviendas construidas sobre pircas que se debilitan con el paso del tiempo y ponen en riesgo su integridad.
Hace pocas semanas, un trágico hecho remarcó la vulnerabilidad de esta zona: una persona perdió la vida y otra resultó herida luego de que la pared de una vivienda colapsara debido a la inestabilidad del terreno y la precariedad de la construcción.
Los vecinos que apenas cuentan con energía eléctrica y que el agua potable escasea, firman que no tienen otra alternativa para vivir, ya que carecen de los recursos económicos suficientes para acceder a un terreno o una casa en mejores condiciones.
SU ÚNICO LUGAR
Quienes viven en Los Rosales expresan sentirse abandonados por las autoridades locales, quienes —según relatan— les han prometido en reiteradas ocasiones mejorar el acceso a los servicios básicos y darles soluciones de vivienda digna. Sin embargo, hasta el momento no han recibido respuestas concretas. “¿Qué podemos hacer? Necesitamos una vivienda para nuestras familias, no tenemos a dónde ir”, manifestó una residente.