Esta mañana, decenas de feligreses que participaban de la misa dominical en la Catedral de Lima, salieron despavoridos del recinto religioso tras el fuerte sismo de magnitud 6.1 que remeció la capital.
El arzobispo Carlos Castillo Mattasoglio, quien en ese momento desarrollaba la eucaristía, entregaba la hostia, pidió calma a los presentes y exhortó a mantener la fe y la serenidad en medio del fuerte temblor.
RELATIVA NORMALIDAD
Minutos después del movimiento telúrico, los feligreses retornaron al templo, volvieron a ubicarse en las bancas y el acto religioso prosiguió con relativa normalidad. No se registraron heridos.
Fueron los adultos mayores y las familias con niños, que estaban llorosos, quienes se mostraron más nerviosos. El fuerte sismo afortunadamente no causó daños estructurales en la Catedral de Lima.