La última marcha registrada el cuatro de enero en la ciudad de Lima, exigiendo la renuncia de la presidenta Dina Boluarte y el cierre del Congreso de la República, dejó al descubierto las estrategias que utilizan los manifestantes violentos para tratar de evadir la acción policial.
Por ejemplo, luego que los efectivos policiales disparan bombas lacrimógenas. Uno de los protestantes, que lleva máscara anti-gas, coge uno de los artefactos lanzados y lo introduce en una botella de plástico de 5 litros, que contiene una solución que lo neutraliza inmediatamente.
Anulan el efecto
“Esta persona viene con un botellón de agua con jabón para neutralizar el efecto del gas lacrimógeno y anular el efecto. Recogen la cápsula de gas, lo introducen ahí y anulan el efecto”, indica Abdul Miranda, gerente de seguridad ciudadana del municipio de Lima.
En la movilización también se apreció a personas con unos escudos blancos, los cuales llevan una manija para su manipulación, ellos son el grupo contención, que trata de evitar la acción de la policía, que con energía logra controlarlos y evitar que destruyan la propiedad pública y privada.
Sus funciones
Por otro lado, para que el gas lacrimógeno no afecte los ojos, existe otro grupo que se encarga de rociar agua mezclada con bicarbonato con unos atomizadores sobre la cara de los afectados por el gas lacrimógeno. Todos cumplen con gran precisión su función en las violentas manifestaciones.
