Lima se ha convertido en una ciudad al borde del colapso, su crecimiento indiscriminadamente dio paso a diferentes invasiones desde los años 40.
Una de las fuentes de trabajo más grandes en aquellos tiempos era La Parada, entonces las familias migrantes fueron al cerro San Cosme y al Cerro del pino en el distrito de El Agustino, guiados por Ernesto Sánchez Silva, el célebre “Poncho Negro”, el padre de las invasiones que dirigió al menos 130 tomas en la capital.
La migración del campo a la ciudad era un reflejo de necesidad. En los 70 llegó una segunda ola de invasiones, pero ya no sobre los cerros, sino sobre arenales al norte, al sur y al este y de ese modo nacen los llamados conos.
La invasión más emblemática fue la de Villa El Salvador, en abril de 1971 mas de 200 familias invadieron primero Pamplona en el distrito de San Juan de Miraflores (SJM) que también nació de invasiones en los 50. Tras enfrentamientos fueron re-ubicados Y así nació Villa el Salvador (VES).
Ahora este distrito alberga a más de 2.300.000 peruanos, pero en su memoria llevará siempre a María Elena Moyano, luchadora social y delegada de las mujeres de Villa el Salvador, asesinada por Sendero Luminoso a principios de los años 90.
Hoy, parece que se ha esfumado el buen liderazgo y quienes guían las invasiones no luchan por el pueblo como lo hizo María Elena.
Según cálculos del arquitecto Ruiz de Somocurcio, cada año hay cerca de 10.000 familias que invaden terrenos, pero a raíz de la pandemia, lo están haciendo de forma masiva.
Actualmente 3/4 partes de la ciudad de Lima corresponden a los llamados conos que están hechos bajo la modalidad del urbanismo popular.