El mes de diciembre es esperado por muchos cada año y se considera sinónimo de celebración y alegría. Sin embargo, para nuestras mascotas puede ser todo lo contrario debido a los juegos pirotécnicos.
Si bien ya se ha tratado ampliamente sobre este tema, Lucía Carranza, veterinaria del laboratorio Suiza Vet, nos ayuda a entender más sobre los efectos negativos de los fuegos artificiales en nuestros animalitos, y así poder buscar las mejores formas de calmarlos en ese momento.
1. Estrés: en la mayoría de casos tu mascota entra en un cuadro de estrés por el fuerte ruido. No debemos olvidar que el perro tiene un sentido del oído mucho más desarrollado que un humano, lo que incluso hace que perciban sonidos que nosotros no podemos.
Debido a esto, cualquier sonido estridente puede provocar alarma y alterar sus funciones fisiológicas, provocando un desequilibrio en su organismo que puede incluir dolores en diferentes partes del cuerpo, espasmos musculares, úlceras estomacales, entre otros.
2. Agresividad: ante un peligro o estímulo desconocido como el estruendo provocado por la explosión de un cohete, en nuestra mascota se pone en marcha una serie de mecanismos que involucran al sistema nervioso central, el cual puede desencadenar ciertas conductas negativas.
También se pueden desarrollar otras alteraciones psicológicas como la ansiedad, frustración e irritabilidad. Esto incluso puede ocasionar a largo plazo problemas patológicos serios, tales como las alergias.
3. Ataques de pánico: tal como los humanos, en muchas ocasiones una mascota puede enfrentarse al miedo, y en esta situación su ritmo cardíaco puede aumentar considerablemente, derivando en un problema de salud si la mascota sufre del corazón.
Además también puede experimentar sumar temblores espontaneaos, jadeo, salivación excesiva, pupilas dilatadas, náuseas e incluso convulsiones o ataques cardíacos si se trata de animales que son mayores.
4. Depresión: si tu mascota tiene cambios en su estado de ánimo, se aísla o padece de somnolencia, tu mascota podría ser presa de la depresión. Esta grave enfermedad no solo puede afectar a los humanos, gatos y perro pueden desarrollarla tras eventos traumáticos.
Incluso tras las fiestas, el animal podría quedar con secuelas que, si no son tratadas a tiempo, podrían desencadenar males mayores.
A esto se le puede sumar temblores espontaneaos, jadeo, salivación excesiva, pupilas dilatadas, náuseas y en pacientes más mayores, convulsiones o ataques cardiacos.