Todo empezó por un correo electrónico enviado a los trabajadores del Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Concytec) por la presidenta de esta institución, Gisella Orjeda.
Ella les prohíbe tener imágenes religiosas en las oficinas y les da un plazo de una semana para retirarlas, pues considera que las manifestaciones en ese ámbito deben corresponder a la esfera personal, teniendo en cuenta además que se trata de una institución perteneciente a un estado laico e independiente de la Iglesia Católica.
En opinión del padre Gastón Garatea, la medida de Gisella Orjeda responde a “una especie de persecución religiosa”, a “un abuso” y un absurdo que violenta la libertad de las personas, además de “buscar pleito por gusto”.