El Gobierno estadounidense aprobó una serie de sanciones contra Irán por la negativa de este país de desactivar su programa nuclear, el mismo que según occidente buscaría fabricar armas de destrucción masiva.
Washington aprobó una orden ejecutiva que sanciona a personas o entidades que proporcionen a ese país bienes, servicios o tecnología que le permita a Irán mejorar su capacidad petrolera o expandir su producción de petroquímicos.
Las sanciones contra Irán incluyen calificarlo como territorio de “preocupación primaria por el lavado de dinero”, así como señalar a todo el sector bancario de ese país como una amenaza para los gobiernos e instituciones financieras.
El presidente Barack Obama justificó estas medidas y dijo que son la respuesta de su administración a la intransigencia mostrada por Teherán al negarse a cumplir las obligaciones internacionales en materia nuclear.
“Irán ha elegido el camino del aislamiento internacional y, mientras siga este peligroso sendero, Estados Unidos seguirá hallando formas, tanto concertadas con nuestros aliados como mediante acciones propias para aislar y aumentar la presión sobre el régimen iraní”, advirtió.
