En medio de la crisis económica en Venezuela, el dictador Nicolás Maduro volvió a quedar en el centro del debate público tras referirse a sus finanzas personales durante un acto en la parroquia Macarao, al suroeste de Caracas. Ante simpatizantes, el líder chavista afirmó que no es un magnate y que su único ingreso proviene de un modesto salario presidencial, palabras que despertaron burlas e indignación en un país donde el salario mínimo ronda el dólar mensual.
“SUELDITO DE PRESIDENTE” Y UNA CRIPTOMONEDA EXTINTA
Con un tono distendido, Maduro aseguró que solo tiene “una cuentica de ahorro” donde le depositan su sueldo y afirmó que gana dos Petros, una referencia a la criptomoneda creada por su propio gobierno en 2018 y hoy fuera de circulación. “Esa platica no le veo la cara”, dijo, atribuyendo el gasto a su esposa Cilia Flores, en un relato que pretendió ser anecdótico, pero que rápidamente se volvió viral.
Las declaraciones generaron controversia porque el Petro ya no es un referente válido en los mercados y porque el mandatario evitó mencionar su salario en bolívares. La confusión alimentó el escepticismo sobre la transparencia de los ingresos presidenciales, un tema recurrente en la política venezolana.
CONTRASTE CON LA REALIDAD ECONÓMICA
El discurso de Maduro contrastó con las cifras oficiales y los reportes de organismos independientes. Mientras el salario mínimo permanece congelado desde marzo de 2022 en 130 bolívares, el Observatorio Venezolano de Finanzas estima que la canasta alimentaria básica supera los 500 dólares mensuales. A ello se suma la fuerte devaluación del bolívar, que en 2025 perdió más del 80 % de su valor frente al dólar, profundizando la precariedad de millones de hogares.
Aunque la ley venezolana establece que el sueldo del jefe de Estado no puede superar 12 salarios mínimos, investigaciones periodísticas internacionales han señalado que el ingreso real del presidente podría ser mayor al mencionado por Maduro, alimentando la percepción de opacidad y privilegios en la élite gobernante.
TENSIÓN INTERNACIONAL
Las palabras del mandatario se produjeron además en un contexto de creciente presión internacional. Ese mismo día, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció acciones contra objetivos vinculados al narcotráfico en Venezuela, lo que elevó la tensión geopolítica y reforzó el aislamiento del gobierno chavista.
Lejos de generar empatía, la afirmación de Maduro de que no aspira a la riqueza material fue interpretada por amplios sectores como una desconexión con la realidad cotidiana. En redes sociales, su “sueldito de presidente” se convirtió en símbolo del contraste entre el discurso oficial y la vida diaria de una población golpeada por la inflación, la pobreza y la falta de servicios básicos.



