El terremoto de Kamchatka, en Rusia, figura ya entre los diez más fuertes jamás registrados. Con una magnitud de 8.8 y una ruptura de falla de más de 600 kilómetros, el movimiento telúrico no solo provocó desplazamientos de hasta 10 metros en la corteza, sino que continúa resonando en el planeta semanas después. Según datos de la estación sísmica de Toledo, en España, la Tierra se hincha y deshincha cada 20,5 minutos, una evidencia del impacto global de este seísmo.
ONDAS SÍSMICAS QUE VIAJAN ALREDEDOR DEL MUNDO
Los sismómetros de la red española, integrados en el sistema global GSN, han captado cómo las ondas generadas siguen recorriendo la circunferencia terrestre. Cada tres horas, se detectan nuevas llegadas de estas ondas tras recorrer distancias cercanas a 150 000 kilómetros, más de un tercio de la separación entre la Tierra y la Luna.
Las ondas que viajan hacia el norte desde Kamchatka, pasando por el polo, son diferentes de las que recorren el hemisferio sur, lo que permite a los científicos seguir la propagación de la energía sísmica y comprender mejor el comportamiento interno del planeta.
¿LA TIERRA "RESPIRA"?
Este fenómeno, conocido en geofísica como modo 0S0, describe la dilatación y contracción del radio terrestre. Tal como una campana sigue vibrando después de ser golpeada, la Tierra “resuena” durante semanas o incluso meses tras un gran terremoto. En este caso, la resonancia produce una respiración rítmica cada 20 minutos, perceptible por los instrumentos de medición.
La particularidad del modo 0S0 es que se atenúa muy lentamente, lo que explica por qué, incluso 20 días después del terremoto de Kamchatka, la Tierra sigue “respirando”. Para los científicos, estas vibraciones no solo son una prueba del poder de los seísmos, sino también una herramienta clave para estudiar la estructura y las propiedades físicas del interior del planeta.