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Hace 4 horas

Cardenal Becciu, condenado por fraude, renuncia al cónclave: “He decidido obedecer”

El purpurado italiano, condenado por malversación, aceptó el veto impuesto por el papa Francisco y se marginará del cónclave que elegirá al próximo pontífice.

Foto: Reuters.



El cardenal italiano Angelo Becciu, quien alguna vez fue considerado un fuerte candidato al papado, comunicó su decisión de no participar en el próximo cónclave tras aceptar la prohibición impuesta por el papa Francisco. Becciu, condenado por fraude en una oscura operación inmobiliaria, señaló que su renuncia busca preservar la unidad de la Iglesia.

ACEPTA EL VETO PAPAL

A través de un comunicado enviado a la agencia AFP, Becciu, de 76 años, expresó que ha decidido "obedecer" en aras del bien de la Iglesia y la serenidad del cónclave que comenzará el 7 de mayo. Aunque aún conserva su título de cardenal y asiste a reuniones preparativas, su participación en la votación ha sido descartada mediante dos cartas firmadas por el pontífice argentino, según reveló el diario Domani.

El escándalo que precipitó la caída de Becciu surgió tras la compra fallida de un lujoso edificio en Londres, financiado con recursos del Óbolo de San Pedro. Esta operación dejó al Vaticano con pérdidas millonarias y provocó una histórica condena de cinco años y medio de prisión para el purpurado, marcando un hito en los esfuerzos de Francisco por reformar las finanzas vaticanas.

DE FIGURA CLAVE A SÍMBOLO DE CRISIS

Antes de su caída, Angelo Becciu ocupó puestos clave en la curia romana: fue prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y, previamente, número dos en la Secretaría de Estado bajo la dirección del cardenal Pietro Parolin. Su trayectoria lo posicionaba como un “papable” hasta que las irregularidades financieras lo alejaron del círculo de poder.

El proceso judicial que enfrentó Becciu, el primer de su rango en comparecer ante el Tribunal Penal del Vaticano, expuso con crudeza los problemas de transparencia en el manejo de fondos eclesiásticos. La decisión de marginarlo del cónclave es vista como un intento de Francisco por proteger la legitimidad del proceso que elegirá al próximo líder de la Iglesia Católica.


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