Ocurrió en septiembre pasado en Starokorsunskaya, en un bar del suroeste de Rusia. Nicolai Vlasenko, de 29 años, regresaba del baño y encontró a un grupo de hombres molestando a su esposa, a quien le pedían que se uniera a su mesa.
Cuando Vlasenko les pidió que dejaran a su esposa en paz, el autoproclamado líder de esta banda de matones, Leonti Yevdokimov, le pidió que siguieran la discusión afuera. Eran casi 10 hombres los que intentaban amedrentarlo.
Pero ninguno sabía de un pequeño detalle: su ‘víctima’ era nada menos que un boxeador profesional y un experto en artes marciales. Las imágenes hablan por sí solas: dos hombres, uno tras otro, se abalanzan sobre él, y Vlasenko, de una forma increíble, noquea a ambos.
Como por arte de magia los delincuentes caen como moscas. Un tercer sujeto aparece en escena para reclamar algo, pero recibe al instante un par de golpes más, que aunque no lo tumban, lo dejan aturdido.
El resto de la banda decidió entonces dedicarse a atender a sus heridos y hacer las paces con el peleador. Medios locales informan que, luego del incidente, el provocador contrató a un abogado para denunciar al púgil, pero las cámaras demostraron que actuó en legítima defensa.
“Mi cliente no estaba preparado para permitir que molestaran a su esposa. Estaba preparado para discutir de una forma razonable, pero cuando ellos recurrieron a la violencia, él se vio forzado a defenderse con consecuencias inevitables”, dijo el abogado de Vlasenko.
