El presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, compareció ante el Parlamento este miércoles para ser sometido a un interrogatorio sin precedente por ser acusado de mala administración económica, y de realizar designaciones "ilegales".
En menos de dos semanas después de recibir una paliza en elecciones parlamentarias, Ahmadinejad se convirtió en el primer presidente en la historia de la República Islámica en ser convocado por el Parlamento, que tiene el poder de impugnarlo si no queda satisfecho con sus respuestas.
Debido a ello facciones tradicionalistas que manifiestan una lealtad total al líder supremo iraní, el ayatolá Ali Khamenei, han tratado de convocar al presidente durante meses por lo que afirman que son reiterados desafíos contra la autoridad de Khamenei.
Ahmadinejad ha sido acusado de malgastar los recursos en donativos del Gobierno y es criticado por retirar subsidios de alimentación y combustible, lo que provocó una inflación rampante.
Quien encabezó la reunión fue el legislador Ali Motahari, quien preguntó por qué Ahmadinejad se había quedado en su casa durante varios días en abril pasado luego de que Khamenei revirtió su orden de echar al ministro de Inteligencia, una ausencia que algunos interpretaron como una protesta contra la decisión del líder supremo.
Ahmadinejad respondió en un tono confiado y por momentos displicente que no ayudó a calmar el alboroto de la audiencia, transmitida en vivo por la radio estatal.
El mandatario iraní negó haber desafiado al líder supremo, diciendo: "Esta es una de esas cosas; Ahmadinejad quedándose en su casa a descansar. Algunos de mis amigos me pidieron varias veces que descanse. En este Gobierno no se dejó de trabajar un solo día".
Además restó importancia al significado histórico de la sesión, diciendo que era el derecho del Parlamento y no estaba fuera de lo normal.