Cada diciembre, mesas familiares y vitrinas se llenan de casas de jengibre decoradas con dulces y glaseado. Detrás de esta escena festiva se esconde una historia que cruza siglos, culturas y hasta leyendas oscuras, con raíces en la literatura, la gastronomía y la tradición popular.
DEL CUENTO DE HADAS A LA REPOSTERÍA EUROPEA
La tradición de las casas de jengibre nació en Alemania a inicios del siglo XIX, poco después de la publicación de Hansel y Gretel en 1812. El relato de los hermanos Grimm describía una inquietante casa hecha de pan y azúcar, imagen que inspiró a panaderos alemanes a recrearla con lebkuchen, galletas de miel y especias. Así, un cuento no precisamente navideño dio origen a una costumbre que hoy simboliza unión y celebración.
El pan de jengibre, sin embargo, tiene un origen aún más antiguo. La raíz de jengibre se cultivaba en China hace más de 5 000 años por sus supuestas propiedades medicinales y mágicas. Historiadores gastronómicos sitúan las primeras recetas entre la Grecia antigua y la Europa medieval, donde gremios de panaderos protegían su elaboración y monjas lo usaban incluso con fines digestivos.
UNA TRADICIÓN QUE SE REINVENTA
Con el paso del tiempo, el pan de jengibre adoptó formas humanas y decorativas, llegando incluso a la corte de Isabel I de Inglaterra, donde se elaboraban galletas con el rostro de invitados ilustres. En los siglos siguientes, esta repostería se expandió por toda Europa como regalo y ornamento festivo, consolidándose como un ícono cultural.
Hoy, las casas de jengibre son protagonistas de la Navidad moderna. En Estados Unidos y Canadá, hoteles y centros comerciales exhiben estructuras gigantes que atraen a miles de visitantes, mientras que en países como Perú la tradición se adapta con creatividad, incorporando ingredientes locales. La repostería artesanal, los kits familiares y el impulso de las redes sociales han convertido a estas construcciones efímeras en un fenómeno global que combina historia, sabor y arte.
RECETA PARA HACER EN CASA
Si nunca hiciste una casa de jengibre, no te alarmes, esta es una receta sencilla y con productos que puedes tener en tu alacena y no es necesario ser un buen repostero para tener éxito.
1. Ingredientes:
- Para la masa de la galleta.
350 gramos de harina de trigo
100 gramos de azúcar (yo usé panela)
120 gramos de mantequilla sin sal
120 gramos de miel de abeja (o melaza si gustas)
1 huevo
2 cdtas. de jengibre en polvo
1 cdta, de canela.
1 cdta. nuez moscada
1 pizca de sal
- Medidas para las plantillas.
Tejado: 12 cm. x 18 cm.
Laterales: 17 cm. x 9 cm.
Frontis y posterior: 16 cm. x 16 cm. Altura hasta el tejado: 9 cm. Pendiente del tejado: 10.6 cm. aprox.
- Glasa real.
Yo utilicé chocolate blanco, pero la tradicional casa de jengibre usa glasa real.
350 gr. de azúcar impalpable
50 ml. de agua
10 gr. de albúmina ( 1 1/2 cda.)
2. Preparación:
Primero mezclar los ingredientes secos y tamizarlos (harina, jengibre, canela, nuez moscada y sal). Con una herramienta globo integrar todo y separar. En otro tazón se coloca la azúcar y la mantequilla sin sal a temperatura ambiente y se mezclan usando una batidora, luego se añade el huevo previamente batido y la miel.
Cuando está integrado los elementos líquidos se va añadiendo la mezcla de harina de a pocos hasta que quede una masa que no se pegue en las manos. Se le envuelve en papel film y se guarda en la refrigeradora por unos dos horas.
Se coloca la masa entre dos pedazos de papel mantequilla y se empieza a amasar con el rodillo hasta que queda una masa de unos 4 milímetros aproximadamente, luego se procede a hacer los cortes para las partes de la casa y se llevan al horno precalentado a 180°C por un lapso de 12 a 14 minutos. Hay que estar pendientes de que solo se doren los bordes.
Para la glasa real o royal icing, debes mezclar la azúcar impalpable con la albúmina hasta mezclarlos bien, luego se va agregando el agua en chorritos hasta que no quede ningún grumo hasta lograr una masa algo espesa. Con esta glasa real podrás decorar la casa y pegar sus partes con mucho cuidado. Deja volar tu imaginación y arma la casita de tus sueños.



