Cuando se trata de hacer negocios nuestra mente puede generar todo tipo de ideas, incluso algunas muy disparatadas, con tal de ganar dinero. No importa si para esto se tiene que recurrir a engaños o medias verdades y eso lo sabía muy bien William Hope, un ‘investigador paranormal’ británico que dedicó gran parte de su vida a ‘fotografiar espíritus’.
A inicios del siglo XX, muchas familias habían perdido a sus seres queridos en la Primera Guerra Mundial y buscaban pruebas fotográficas de que los espíritus de sus familiares seguían entre ellos en forma espectral. Esto fue aprovechado por Hope, quien vio una oportunidad de negocio importante. De hecho, le iba muy bien como médium profesional y rápidamente ganó fama por sus trabajos realizados con la fotografía. Nunca le faltaban clientes.
Pero no todo podía ser felicidad para este amante de lo paranormal y visionario de los negocios, ya que en 1922 un grupo de escépticos demostró que todas sus fotografías eran una farsa. ¿Cuál era el truco de Hope? Un artículo de la revista Scientific American reveló las técnicas que usaba el fotógrafo para crear sus impresionantes imágenes donde destacaba claramente la doble exposición. A pesar de esto, Hope continuó con su trabajo y siguió ‘fotografiando espíritus’ hasta el momento de su muerte en 1933.
Lo más curioso de todo es que Hope siempre tuvo el respaldo incondicional de Sir Arthur Conan Doyle, autor de las famosas historias de Sherlock Holmes, quien en todo momento se encargó de ratificar la autenticidad del trabajo fotográfico. Incluso escribió un libro llamado The Case for Spirit Photography (En defensa de la fotografía de espíritus), donde defendía a ultranza la legitimidad de las imágenes. Hasta el gran Conan Doyle resultó ser bastante ingenuo.
Más allá de la falsedad de las imágenes, no se puede negar que el trabajo debió ser minucioso para lograr tales resultados. Y es que las fotos son realmente perturbadoras y, en esa época, podía convencer a cualquier persona de que realmente había un espíritu en dicha toma. En la actualidad, gran parte de ese material fotográfico se encuentra en el National Media Museum de Londres y son objeto de estudio de muchos amantes de la fotografía.