Carlita, de apenas cinco años, ya sabe lo que es ser víctima de una dolorosa enfermedad. Ella nació con un color amarillento en la piel; sin embargo, los médicos que la atendieron les dijeron a sus padres que era normal y no había de que preocuparse.
Pero, tras someterla a exámenes se confirmó que la menor padece de ictericia. Hoy la pequeña lleva un tratamiento para superar dicha enfermedad, gracias al apoyo del neurocirujano Hernando Rafael.
El Panamericano