Abimael Guzmán, cabecilla terrorista de Sendero Luminoso y el más grande genocida del país, dejó de existir a la edad de 86 años, y diversas reacciones fueron pronunciadas al interior del país.
Muchos coincidieron que, con la muerte de Guzmán Reinoso, finalmente se hizo justica, y que el hecho es el comienzo de una reflexión y de una nueva forma de hacer política.
En la ciudad de Tingo María, algunas autoridades manifestaron sus impresiones tras enterarse sobre el fallecimiento del hombre que género mucho dolor en todo el país, y dijeron estar contentos por la muerte del líder senderista. En Ayacucho, una de las regiones más golpeadas por el terrorismo, también mostraron las mismas opinioes.