En el Instituto Nacional de salud del Niño de San Borja, dos menores volvieron a vivir plenamente gracias a los donantes de órganos. El primero es Daniel, un jovencito de 16 años que por bastante tiempo estuvo dependiendo de una máquina debido a sus problemas renales.
Pero gracias a la solidaridad de la familia de otro menor que tuvo muerte cerebral, se le pudo trasplantar dos riñones, toda un proeza médica con resultados positivos, hoy, Daniel, vive sin limitaciones, ya fue dado de alta y agradece a Dios y los doctores que le devolvieron la salud.
PADRE DONANTE
Otro es el caso del pequeño Kael, de dos años, quien recibió parte del hígado de su padre, pues tenía serios problemas hepáticos. Ellos no encontraban donantes por lo que luego de varios exámenes se determinó que el padre fuera el donante. Hoy, la angustia de sus progenitores terminó.
Ambas familias han recuperado la tranquilidad, pues las angustias por los temas de salud de sus pequeños pasaron, agradecen a los especialistas y al Instituto Nacional de salud del Niño de San Borja por la atención, y por terminar con tantos meses y, en uno de los casos, años de preocupación.