El periodista Ricardo Quintana Chávez, de nacionalidad peruana, relató las condiciones que afronta desde el pasado 20 de julio, cuando fue detenido por agentes migratorios en Miami mientras trabajaba como vendedor de ceviche. Tras su captura, fue trasladado a un centro de detención conocido como Alligator Alcatraz, un recinto rodeado de caimanes, cocodrilos y serpientes, donde permanecen recluidos decenas de indocumentados.
“La pesadilla americana”
Quintana describió que comparte una celda de 13 metros por 9 junto a 32 personas, muchas de ellas en espera de deportación por distintos delitos. Según su testimonio, los internos permanecen encerrados las 24 horas, lo que genera desesperación y tensión constante. “Es horrible, no se lo deseo a nadie. Aquí la gente se estresa, patea las rejas y pierde el control”, relató en comunicación desde el penal.
El comunicador aseguró que en más de tres semanas apenas ha podido bañarse dos veces y que aún no ha tenido acceso a la luz del sol. La rutina diaria incluye despertar a las 5:30 de la mañana para desayunar en un comedor con temperaturas muy bajas. La alimentación, afirmó, es insuficiente: sándwiches fríos de jamón y queso, papas fritas, una galleta y una manzana. Además, no está permitido guardar los alimentos para más tarde, pues se los confiscan y desechan.
La situación de Quintana continúa siendo incierta. Su audiencia por asilo político, programada para el 22 de agosto, fue suspendida sin nueva fecha definida. Mientras tanto, desde su reciente traslado a Texas, solicita apoyo legal para recuperar su libertad y evalúa la posibilidad de aceptar la autodeportación con tal de volver al Perú y reencontrarse con su madre.