45 días de cuarentena en los que la mayor parte de la población se ha mantenido al interior de sus viviendas por la pandemia del coronavirus COVID-19, sin salir a trabajar, sin ir a estudiar, sin hacer deporte y sin reunirse con sus seres queridos, pero estos días de encierro no solo han afectado duramente al bolsillo de las familias peruanas, sino también su salud emocional.
Es que no es fácil cambiar nuestros hábitos y costumbres de toda una vida, menos aun de la noche a la mañana, sobre el tema la psicóloga, Giuliana Rivera, señala que “lo que debemos hacer es olvidar los viejos parámetros de lo que estamos acostumbrados y abrirnos a esta nueva forma de vida, ay que eso nos va ayudar a adaptarnos más rápido a lo que está pasando”.
Pero lo cierto es que nos hemos visto obligados a cambiar nuestra forma de vivir y posiblemente aún seguirá cambiando, y que no sabemos a ciencia cierta que nos depara el futuro y esto genera ansiedad en la población.
Según el Ministerio de Salud en el Perú hay 1 millon 700 mil personas que sufren de depresión, pero solo 425 mil han sido diagnosticadas y reciben atención.
Para el médico psiquiatra, Roberto Urrutia, esta situación podría generar que una vez terminada la cuarentena colapsen los sistemas de salud mental del país.
Incluso los niños pueden presentar síntomas de una salud mental que empieza a afectarse a causa del estrés generado por el encierro y el aislamiento, para ellos, el ejemplo dado por sus padres y las figuras adultas de su alrededor van a ser primordiales.
Cabe señalar que la crisis económica que nos espera una vez superada la emergencia sanitaria es la principal preocupación de la población, en este sentido cambiar de un estado pasivo a uno activo, es la clave para encontrar soluciones y no solo inquietarnos.
