En medio de banderas, globos y una profunda emoción, el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez se convirtió este 28 de julio en el escenario de innumerables reencuentros familiares. Desde tempranas horas, decenas de personas aguardaban la llegada de sus seres queridos, muchos de ellos jóvenes que habían salido del país por motivos académicos. El sentimiento compartido fue uno: volver al Perú en la fecha más significativa del calendario patrio, tras semanas o incluso años de distancia.
Uno de los momentos más conmovedores lo protagonizó la familia Caballero, que recibió a su hija Flavia, quien regresaba luego de tres semanas de viaje por Europa. “Primera vez fuera del país, solita con un profesor y sus amigos”, comentó la madre visiblemente emocionada. Flavia, una adolescente de 15 años, compartió su experiencia entre risas: “La comida, la comida. Los extrañé demasiado. Allá es todo papa y pescado, fish and chips”, dijo, confesando que lo primero que quería al llegar era “una causa”.
El sabor de casa también regresa
Los jóvenes coincidieron en que, si bien vivieron experiencias inolvidables, la comida peruana era una de las cosas que más extrañaban. “Probé comida china, japonesa, de todo, pero nada como la peruana”, dijo otro estudiante que estuvo alojado en un internado en Inglaterra. Su padre, feliz por tenerlo de vuelta, ya tenía planes claros: “Pollito a la brasa con su chicha morada”.
La emoción no era exclusiva de quienes regresaban de viajes cortos. Otros familiares esperaban a seres queridos que llevaban más tiempo lejos. “Mi hija radica en España, viene después de un año”, contó un padre que aguardaba con globos y peluches en mano. Aunque la tecnología acorta distancias, él lo tiene claro: “No es lo mismo que un face to face, un abrazo, un encuentro de cuerpo presente”. Así, entre lágrimas, sonrisas y promesas de desayunos con chicharrón, el Jorge Chávez se convirtió en el punto de encuentro del amor, la nostalgia y el orgullo de ser peruano.