La situación en Mesa Redonda, que puede calificarse como una bomba de tiempo, sigue deteriorándose, con cada centímetro de la pista ocupado y las veredas invadidas a puertas de las celebraciones de fin de año.
La falta de espacio y la invasión constante de las veredas han convertido la zona en un desafío para todos los comerciantes, incluyendo los informales. El caos en esta zona comercial preocupa a los propios vendedores, quienes enfrentan dificultades para operar y mantener un ambiente seguro.
La pista, que fue escenario de la tragedia del año 2001 con 277 vidas perdidas, ahora está saturada de sombrillas, puestos informales, cajas de cartón y basura. La línea amarilla, apenas perceptible, se encuentra oculta entre los cientos de puestos ambulantes, generando un caos difícil de distinguir a simple vista.
Algunos comerciantes han decidido confrontar a aquellos que, según denuncian, lotizan la calle, como se evidencia en enfrentamientos verbales y físicos entre diferentes grupos. La tensión se intensifica, creando un ambiente de violencia en el que los problemas persisten sin solución.
Ellos manifiestan que están cansados ante la falta de respuestas del Ministerio del Interior y las autoridades municipales a las continuas solicitudes de reuniones, por lo que piden que sus reclamos sean escuchados y así evitar una posible tragedia en el futuro.
La situación presenta riesgos para los comerciantes formales, los vecinos del área, los clientes y los vendedores informales, convirtiendo Mesa Redonda en una jungla urbana donde impera la ley del más violento.