Era literalmente el terror de taxistas y clientes que pasaban por las cuadras dos y tres del jirón Carcamo en el Cercado de Lima, en medio del tráfico o en pleno movimiento, el peligroso raquetero se las ingeniaba para robar celulares.
Cambiaba entre los autos bien vestido para para no levantar sospechas y arranchar cuanto teléfono podía, pero todo su ilícito accionar ya estaba registrado por las cámaras de videovigilancia del Municipio de Lima.
Tras un trabajo conjunto de la MML con la Policía Nacional se logró capturar a Miguel Ángel Turpo Vílchez, solo minutos después de haber robado otro teléfono celular.
Rodeado y reducido por las autoridades su ferocidad se transformó en llanto, pero cuenta con una comparecencia restringida por el delito de robo agravado, además de unos varios antecedentes policiales.