Hasta los delincuentes tienen códigos, pero la delincuencia en las calles de Lima parece no tener ninguna regla. Solo basta recordar la masacre en San Miguel, donde para sicarios cobrar la comisión por cumplir con el trabajo valió muchísimo más que la vida de dos menores.
Para el experto en seguridad y lucha contra el crimen organizado, Sandro Espinoza, esta ferocidad se da por la orden de quienes estaban detrás de desaparecer a Israel San Román.
“La organización que quería eliminar a este líder de otra organización ofrecería quizás una mayor recompensa lo cual motivo a que sea eliminado él y toda la familia (…) Seis vidas humanas perdidas en segundos, mientras que el sicario responsable de dar los últimos gatillazos a los menores continua en libertad” indica el experto.
“Lo que ellos buscaban era cumplir el objetivo y como no son personas entrenadas definitivamente dispararon a quema ropa, a diestra y siniestra y se llevaron de encuentro a los dos menores
Para Sandro Espinoza, los jóvenes y adolescentes serían captados por las organizaciones criminales como sicarios para no exponer a los cabecillas y aprovechar su situación de exclusión.
Según el especialista, Lima podría convertirse en la capital del sicariato en caso las autoridades no tomen acciones inmediatas para cortar ese mal de raíz.
