Fue la primera vacuna contra la COVID-19 registrada en el mundo. El gobierno ruso la promocionó la vacuna como una opción eficaz y sin efectos negativos, sin embargo, un porcentaje muy bajo de la población rusa han usado sus dosis.
Solo el 5,4% de sus habitantes se han inoculado la Sputnik V contra el SARS-CoV-2. De acuerdo a una encuesta, más de la mitad de los ciudadanos no tienen intención de vacunarse, pues muchos creen que el coronavirus es un arma biológica creada por el hombre.
La vacuna desarrollada por el instituto de Gamaleya y por la que hoy muestran interés países como Austria y Alemania, tiene una eficacia del 91.6%.