Las calles de Madrid lucen abarrotadas de gente, la mayoría turistas de Francia que llegan evadiendo las normas de restricción sanitaria que en su nación sí se aplican.
La Policía ha tenido que endurecer las medidas de intervención a los lugares clandestinos donde se realizan fiestas COVID. Los agentes destruyen puertas y ventanas con combas y fierros, pues muchos de los participantes de las fiestas se esconden y tratan de evitar ser detenidos.
Los fines de semana Madrid se ha convertido en el epicentro de las fiestas clandestinas en bares y discotecas. Solo este fin de semana más de 350 fiestas fueron intervenidas por los agentes y desde enero la cifra de turistas franceses en el país se ha cuadriplicado.