En el Centro Penitenciario de Chincha hay personas purgando condena por tráfico de drogas, robo, extorsión y demás hechos delictivos, pero muchos de estos internos han elegido para resocializarse la educación y se han convertido en unos extraordinarios artistas, que con materiales reciclados crean muchos trabajos manuales que son verdaderas esculturas.
Este proceso consiste en mojar el papel para ir armando las partes del diseño. Luego juntan la lana y prosiguen con trabajos de acabado. El último paso es el laqueado de la escultura. Uno de los expertos en esta técnica refiere que están elaborando una gran cantidad de figuras para luego empezar la comercialización. Con la técnica que ellos aprendieron crean figuras de personajes animados y de todo tipo.
Nuestro reportero Fabrice Martínez, ingresó a este penal para hacernos pensar que ahora las cárceles ayudan con arte, creatividad y hasta con cajón a cambiar las personas que cumplen condena.
Esta es la historia de una institución penitenciaria distinta, donde los pasillos tienen luz y colores donde hay artistas en cada esquina y donde la vida se empieza a transformar para bien.