Esta Navidad, los congresistas de la República recibirán un jugoso aguinaldo que asciende a S/ 46 900. A su sueldo mensual de S/ 15 600 se suma una gratificación del mismo monto, un bono por función congresal de S/ 11 000, además de S/ 2 800 por semana de representación. A ello se añade una tarjeta electrónica valorizada en S/ 1 900. Un paquete económico que contradice la política de austeridad que el Gobierno afirma impulsar.
Desde el Congreso, algunos parlamentarios reconocieron que estos pagos son impopulares y anunciaron que no utilizarán el dinero para beneficio personal, sino que lo destinarán a apoyar a personas de escasos recursos. El congresista Flavio Cruz, por ejemplo, calificó los montos como reprochables y sostuvo que, si provienen del pueblo, “hay que devolvérselos al pueblo”, asegurando que usará dichos fondos en ayuda social.
Por su parte, la legisladora Margot Palacios señaló que solicitará ser excluida del beneficio, al considerar que estas bonificaciones deberían corresponder únicamente a los trabajadores del Parlamento y no a los congresistas. Afirmó que enviará un documento a la Oficialía Mayor y a la Mesa Directiva para que se formalice su pedido, aunque advirtió que la responsabilidad final recae en la administración del Congreso.
TARJETAS ELECTRÓNICAS
Asimismo, la adquisición de las tarjetas electrónicas representa un elevado gasto adicional. El Parlamento proyecta comprar 4 500 unidades de tarjetas valorizadas en S/ 1 900 cada una, lo que implica una inversión total de S/ 8,55 millones solo por este concepto. Este desembolso se da en un Congreso unicameral, por lo que se advierte que un eventual retorno a la bicameralidad podría incrementar aún más los gastos. Este beneficio no es nuevo: el año pasado se entregó una tarjeta similar, aunque de S/ 1 852.


