En su último mensaje a la Nación por Fiestas Patrias, la presidenta Dina Boluarte optó por una narrativa centrada en la confrontación política, la reivindicación personal y el deslinde de responsabilidades, dejando de lado cualquier espacio para la autocrítica.
Durante los más de 250 minutos que duró su discurso, la mandataria reiteró que asumió el cargo en un contexto de crisis institucional tras el fallido golpe de Estado de Pedro Castillo. “Intentaron destruir las columnas institucionales de nuestra República”, afirmó, asegurando que su gobierno salvó al país de convertirse en un “Estado fallido” dominado por dictaduras totalitarias.
La mandataria también se refirió a la narrativa impulsada por sus opositores, en la que —según ella— los golpistas fueron retratados como víctimas y su gobierno como represor. "Se construyó un relato para dañar la imagen internacional del país", denunció ante un Congreso dividido.
CONGRESISTAS DE IZQUIERDA EXPRESARON SU RECHAZO
El ambiente se tornó tenso cuando un grupo de congresistas de izquierda rechazó sus declaraciones. El parlamentario Jaime Quito incluso interrumpió con un cartel en el centro del hemiciclo, obligando al presidente del Congreso a intervenir para restablecer el orden.
Boluarte también aseguró que ha sido usada como “chivo expiatorio” para responsabilizarla de todos los males del país. "La historia sabrá juzgar esas intenciones malsanas", señaló, reafirmando que no dará un paso atrás en su gestión.
A lo largo de su exposición, Boluarte abordó diversos temas, desde la seguridad ciudadana hasta la economía. Sin embargo, nunca hizo mención a los cuestionamientos más graves a su gobierno, como la represión en las protestas de 2022 y 2023 que dejó decenas de muertos, ni ofreció una autocrítica sobre los errores de su administración. De hecho, justificó su permanencia en el poder afirmando que, de no haber asumido la presidencia, el país habría caído en un vacío de poder.