El presidente de la República, Pedro Castillo, ha hecho gala de un discurso populista que no conoce de límites cuando se trata de mantener contento a su electorado.
Las promesas de campaña han sido parte del discurso del jefe de Estado incluso cuando ya estaba en el poder. Prometió de todo a la población, pero hasta el momento no puede concretar nada.
El sueño del gas barato para los hogares peruanos llevó a Pedro Castillo a anunciar la renegociación del contrato del gas de Camisea, aunque sin resultados a la vista y sin conocer la complejidad de esta propuesta.
Otra de las promesas más recordadas de Pedro Castillo en campaña tiene relación con su sueldo, que supuestamente no iba a ser como el de todos los presidentes.
Una de las últimas promesas del presidente Castillo es la construcción de un aeropuerto en Chota, Cajamarca, su ciudad natal, así como en Pichari en el VRAEM, aunque en ninguno de los casos explicó cuál es el sustento técnico para realizar dichas mega obras.
De igual manera, Castillo prometió convertir Palacio de Gobierno en un museo para, supuestamente, “romper con los símbolos coloniales”.
Para la experta en innovación pública y también analista política Maite Vizcarra, la ciudadanía no podrá tolerar por mucho tiempo más las promesas con poco sustento del presidente Castillo.