Las protestas en el Cusco han generado bloqueos en los caminos que conducen a Machu Picchu, afectando el acceso de turistas nacionales y extranjeros. Los manifestantes exigen que una nueva empresa asuma el servicio de transporte en buses desde Aguas Calientes hasta la ciudadela inca, tras el fin de la concesión de la empresa Consettur, que operó por 30 años en la ruta Hiram Bingham.
La tensión escaló luego de que la organización New7Wonders, responsable de catalogar a Machu Picchu como una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo en 2007, advirtiera que los conflictos sociales, las deficiencias en el transporte, la venta irregular de boletos y la falta de planificación turística podrían afectar seriamente la imagen del santuario y hasta comprometer su condición internacional.
AUTORIDADES SE PRONUNCIAN
Autoridades y gremios turísticos han expresado su preocupación. Claudia Medina, presidenta de la Asociación Peruana de Operadores de Turismo Receptivo Interno, calificó la situación de “gravísima” y recordó que Machu Picchu es un patrimonio mundial que no debe ser “rehén de intereses particulares”. A su vez, el ministro de la Producción, Sergio González, aseguró que el Gobierno busca una solución inmediata para preservar la estabilidad del sector turístico.
La Presidencia del Consejo de Ministros aclaró que la designación de un operador turístico corresponde a la Municipalidad Provincial de Urubamba, mientras que el Gobierno Regional del Cusco fue exhortado a garantizar la seguridad del transporte. En paralelo, la Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales planteó la creación de una autoridad autónoma de gestión turística para Machu Picchu, con el fin de evitar que futuros conflictos pongan en riesgo el prestigio de la joya mundial del turismo peruano.