Nació en Italia pero su amor por el Perú lo llevó a nacionalizarse peruano. Llegó de su país natal hace más de 40 años, se instaló en el distrito de Chacas, en el departamento de Ancash, uno de los lugares más pobres del país.
De acuerdo al testimonio de sus alumnos, el Padre Ugo hizo un taller de tallado donde acogió a los niños más pobres y huérfanos a quienes les dio instrucción y educación completa e integral.
Su presencia en el pueblo de Chacas no solo era realizar su labor sacerdotal, pues le cambió la cara al pueblo que estaba por desaparecer. Por primera vez, Chacas tuvo un hospital y una escuela. Además, instaló talleres de carpintería y los resultados impresionaron al mundo, pues varios muebles que se construyeron en ese pequeño pueblo hoy son considerados como obras de arte.
El querido sacerdote no podrá ser olvidado por los pobladores de Chacas, quienes viven eternamente agradecidos con él. Esta mañana llegaron hasta la basílica María Auxiliadora para despedirlo, recordando siempre su mejor enseñanza “creer en Dios, en ellos mismos y en el Perú”, les animó el padre Ricardo Gonzáles.