Una de las vías que conectaba la localidad de Santa Teresa con Machu Picchu, fue arrasada por el agua. Las continuas lluvias incrementaron el caudal del río Urubamba, destruyendo la plataforma por donde transitaban diariamente decenas de turistas.
Mientras tanto, en Huánuco, un huaico dejó varados a cientos de vehículos de transporte público y privado. A pesar de la corriente de agua, los pobladores trataron de ayudar a los transportistas. Algunos conductores, arriesgaron su vida continuando el camino como si nada hubiera pasado.
Por otro lado, en Huaraz, las personas no pudieron realizar sus actividades cotidianas y se vieron en la obligación de ponerse a buen recaudo en locales comerciales debido a una fuerte precipitación.