No solo era una red de extorsión. Era una estructura empresarial criminal que había tomado el control de los conciertos y celebraciones en Lima Norte para sembrar miedo y lavar dinero. Bajo el sonido de la música y el bullicio de las fiestas, se ocultaba un sistema que movía millones a través de la venta de cerveza, el alquiler de baños portátiles y otros servicios, sin que nadie sospechara que detrás de esa aparente normalidad se escondían sangre y fuego.
El coronel José Manuel Cruz Chamba, jefe de la División de Investigación contra el Crimen Organizado, explicó que la red —encabezada por Adam Smith Lucano, alias “El Jorobado”— aprovechó empresas de fachada para dar apariencia de legalidad a sus operaciones. “Estas compañías maquillaban la modalidad de extorsión de las orquestas. El Jorobado captó a promotores del ambiente artístico para que actuaran en su nombre”, indicó el oficial. Entre ellos figuraría Glemm Montes Malaver, organizador de eventos y gerente de la productora Jessmir.
Montes reconoció ante las autoridades haber conocido a El Jorobado en un evento en Carabayllo y aseguró haberse desligado de la organización antes de su captura. Sin embargo, las investigaciones revelan que ambos llegaron a crear una ONG como pantalla para justificar sus ingresos. El promotor, sorprendido por el reciente atentado contra la orquesta Agua Marina en Chorrillos —un episodio que pudo acabar en tragedia—, declaró que se limitaba a labores logísticas y de seguridad en los espectáculos.
INDAGACIONES EN CURSO
Mientras tanto, las pesquisas continúan y ya alcanzan a funcionarios de los municipios de Comas, Carabayllo y Ancón. La Policía ha incautado en la zona de Año Nuevo, en Comas, un arsenal de guerra valorizado en 250 mil soles, similar al usado en el atentado contra Agua Marina. Con esta operación, se habría reducido la capacidad de fuego de los remanentes de una organización criminal que convirtió la música y la diversión en instrumentos para el lavado de dinero y la violencia.


