En medio de una tensa coyuntura política en Colombia, marcada por un atentado contra el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe, el expresidente Álvaro Uribe ha encendido las alarmas al revelar que ha sido advertido sobre un posible intento de asesinato en su contra. De acuerdo con el exmandatario, organismos de inteligencia internacionales le han comunicado información preocupante sobre amenazas que estarían en proceso de ejecución.
Alerta regional ante violencia política
Este hecho ha provocado una reacción inmediata no solo en Colombia, sino también en países vecinos. Desde el Congreso de la República peruano se han levantado voces que alertan sobre la posibilidad de que estas expresiones de violencia política se repliquen en otros procesos electorales de la región. Lo ocurrido recientemente en Ecuador, con el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio, ha reforzado el temor de que Sudamérica esté entrando en una peligrosa espiral de violencia electoral.
Las imágenes del ataque contra el senador Uribe han dado la vuelta al mundo, mostrando crudamente el nivel de inseguridad que afecta a figuras públicas en contextos electorales. Más allá de las fronteras colombianas, estas escenas reflejan un patrón creciente de amenazas contra políticos, con grupos criminales y actores armados jugando un papel cada vez más protagónico en estos hechos.
Por su parte, el presidente colombiano Gustavo Petro ha minimizado las implicancias políticas del atentado, sugiriendo que el ataque habría sido orquestado para debilitar la imagen de su administración. No obstante, sectores de la oposición insisten en que es urgente fortalecer las garantías de seguridad en medio del proceso electoral y prevenir que el crimen organizado influya en las decisiones democráticas.
