Donato Fernández jamás imaginó que una breve caminata por el malecón de Miraflores terminaría convirtiéndose en una pesadilla de más de dos meses. Su camioneta Hilux, estacionada en plena avenida de la Aviación, fue robada en cuestión de segundos. Al notar el robo y pedir ayuda, este ciudadano asegura que ni el Serenazgo ni la Policía Nacional le brindaron auxilio.
Tras presentar la denuncia, Donato empezó a recibir llamadas de extorsionadores que decían tener su vehículo. Bajo la esperanza de recuperarlo, llegó a depositar hasta 15,000 soles en montos sucesivos, pero nunca volvió a ver su camioneta, valorizada en más de 25,000 dólares. “Ellos tienen acceso a las denuncias. Me llamaban incluso de madrugada”, relató con indignación.
El agraviado afirma que gracias a las cámaras de seguridad del distrito —las únicas con reconocimiento facial— se logró identificar al autor del robo. Sin embargo, la lentitud del sistema y la burocracia parecen haber paralizado el proceso. “Está plenamente identificado, pero hasta ahora no hay resultados”, reclama.
EXIGE UNA RESPUESTA
Hoy, Donato Fernández se encuentra frente a las oficinas de la Diprove, esperando que, al menos, se le ofrezca una respuesta concreta. Mientras tanto, su caso pone en evidencia las brechas de seguridad y atención que aún persisten incluso en distritos considerados seguros como Miraflores.
