En las calles de Lima, la informalidad sigue ganando terreno frente al transporte formal. Una escena cotidiana, un colectivero llamando a pasajeros al lado de un bus del corredor, resume el conflicto que enfrenta el sistema de transporte público capitalino: la competencia desleal y el incumplimiento de promesas gubernamentales han sumido al sistema en una crisis profunda.
En el 2014 salieron por primera vez los buses del corredor azul con el objetivo era construir un sistema de transporte integrado y eficiente. Sin embargo, a más de una década, los corredores enfrentan una dura realidad. Los buses, que deberían haber sido renovados, llevan casi 15 años en funcionamiento. Según el último informe de la ATU, a febrero de 2024, solo 614 de los 902 buses comprometidos están operativos.
PROMESAS INCUMPLIDAS
Los concesionarios acusan al Estado de no cumplir con los compromisos pactados. Edwin Derteano, presidente de la asociación "Transitemos", recuerda que el Gobierno prometió eliminar la competencia informal en las rutas de los corredores y del Metropolitano. “A 400 metros no debía haber otras líneas compitiendo, pero eso no se respetó”, afirma.
Gerardo Hermoza, vocero del corredor morado, señala que la falta de infraestructura adecuada, como paraderos exclusivos, y la creciente deuda financiera han impedido la renovación de las unidades. “La ATU no ha cumplido con su función. Hay un decreto legislativo que permitiría pagar indemnizaciones para adquirir nuevos buses, pero aún estamos esperando”, sostiene.
Además, Hermoza advierte que la ATU busca aprobar adendas que deben pasar por el Ministerio de Economía y Finanzas, pero hasta la fecha no se ha obtenido una respuesta favorable. Mientras tanto, el tiempo avanza, la informalidad crece, y el sistema formal se desgasta.