Un nuevo ataque contra el transporte público sacudió a los vecinos de San Juan de Lurigancho. Esta vez, un sicario disparó directamente contra el conductor de una van de la línea Urbanito, apuntando a la zona del piloto. Dos balazos impactaron el vehículo; uno de ellos hirió gravemente al chofer en el rostro. Pese a la gravedad de la herida, la víctima logró conducir hasta su vivienda, donde fue auxiliada por familiares y luego trasladada al hospital de Canto Grande.
Horas antes del atentado, el ambiente ya era tenso entre los conductores de esta línea. Uno de ellos, con voz distorsionada por seguridad, reveló que los transportistas pagan cupos de forma individual desde hace meses. Aunque evitó dar montos exactos, confirmó que todos están sometidos al cobro sistemático de extorsionadores, lo que ha generado miedo y desconfianza entre sus colegas.
Este no es el primer hecho violento que afrontan los Urbanitos. En febrero, un conductor de la misma empresa fue asesinado de dos disparos en la cabeza cerca de su paradero en la urbanización San Pablo II. Desde entonces, la flota ha reducido sus salidas y, tras el nuevo atentado, muchos vehículos no completan su recorrido habitual, afectando a cientos de pasajeros, incluidos escolares, madres de familia y universitarios.
RECLAMAN PRESENCIA POLICIAL
Vecinos de la zona reclaman mayor presencia policial. “Siempre pasa lo mismo, sólo aparecen después del ataque. Queremos patrullaje constante”, declaró una usuaria afectada. El temor por un tercer atentado es evidente y, para los choferes y usuarios, la seguridad ahora depende de un trabajo firme y sostenido de la Policía.