El reciente derrame de petróleo cerca de la refinería de Talara, en Piura, ha desatado una crisis ambiental que afecta gravemente a los pescadores y la biodiversidad marina. Según los trabajadores del mar, sus herramientas están impregnadas de hidrocarburos, complicando su labor diaria y generando pérdidas económicas significativas. Este desastre ha alcanzado zonas como Cabo Blanco, demostrando la magnitud del impacto.
El Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) estima que el derrame ha afectado al menos cuatro playas colindantes. Esta región, conocida como el "Mar Tropical de Grau", es un área marina protegida por su alta biodiversidad. Videos grabados por los pescadores evidencian animales muertos y costas contaminadas, mientras las autoridades investigan el origen del derrame, atribuido a la ruptura de una manguera submarina de Petroperú.
A pesar de las pruebas, Petroperú ha intentado minimizar la gravedad del incidente. Óscar Vera, gerente general de la empresa, afirmó que el daño es de menor alcance y acusó a algunos medios de exagerar la situación, sugiriendo que las áreas afectadas son inhóspitas. Estas declaraciones han sido duramente criticadas por expertos y ambientalistas, quienes insisten en la necesidad de una respuesta más contundente y transparente.
REALIZARON INSPECCIONES
Las inspecciones realizadas por la OEFA, Indeci y el viceministro de la Producción en Lobitos confirman los estragos en las playas y la fauna marina. Mientras tanto, los pescadores y comunidades locales exigen soluciones inmediatas, conscientes de que el daño ambiental podría tardar años en revertirse y afectar de manera duradera su principal fuente de ingresos.