Cientos de madres con sus niños, ancianos sosteniéndose con sus diminutos cuerpos bajo el inclemente sol limeño y personas con discapacidad llegan al albergue del Monasterio de la Hermandad de las Nazarenas en el corazón del Centro de Lima, para recibir un plato de comida que les permita tener energías y mantener sus defensas altas frente a la pandemia del coronavirus, que ya cobra la vida de 1533 personas en nuestro país.
En una ciudad de 8 millones y medio de habitantes, muchas veces está población se convierte invisible en pleno estado de emergencia. Ellos aseguran no ser reconocidos en un padrón de inclusión social ni ser beneficiarios de los subsidios económicos que ha dispuesto el Gobierno para las poblaciones vulnerables.
Antes del inicio de la llegada del peligroso COVID-19 al Perú, el albergue administrado por la Hermandad del Señor de los Milagros repartía cada día 250 raciones de almuerzos, hoy la cuarentena los ha obligado a duplicar sus platos, pues se han sumado cocineras que quedaron desempleadas luego del cierre de varios restaurantes.