El último viernes miles de limeños se vieron afectados por el corte del servicio de agua, el cual se debió por una serie de huaicos que afectaron el caudal del río Rímac y que no permitía la captación del líquido elemento. Este problema hizo recapacitar a muchos ciudadanos sobre lo importante que es cuidarla, sin embargo, otras personas se mostraron indiferentes ante ese suceso y continúan malgastando este importante fluido.
El equipo de 24 horas recorrió varias calles de la metrópoli, donde se confirmó el derroche de agua. “Estamos en más de 30 grados...No había agua, ha pasado la cisterna y ha llenado todas las piscinas del barrio” señala una vecina. Dos millones de personas que residen en la capital no cuentan con el valioso servicio en sus viviendas.
Mientras tanto, otras familias justifican el accionar, aludiendo que es para la recreación de sus menores hijos, sin tener en cuenta que más importante que la diversión de ellos es el ejemplo que sus padres les den, entre ellos incluir el bienestar de los demás.
Una señora indica: “La gente tiene calor, por eso queremos agua…Los niños quieren piscina (…) yo creo que al menos es para la diversión de las criaturas…qué niño no va a querer el agua”. Cabe señalar que cada una de las piscinas necesitan siete mil litros del líquido elemento para llenarlas, lo que equivale a dos semanas de consumo familiar y en otros casos hasta un mes.
Y para frenar este mal uso de este servicio en los hogares del país, la Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento (SUNASS) dio a conocer que desde el mes de julio la tarifa de los recibos de agua potable sufrirá un aumento, al retirar el subsidio del que se benefician a las zonas no pobres. “Ya el incentivo económico de un precio alto hace que piense dos veces en derrocharlos o no”, manifestó José Luis Patiño, encargado de esta entidad.